OLVIDARME DE TI
Olvidarme de ti es un hecho imposible. Sería como borrar una
parte de mí.
Seria echar tierra
En aquellos tiempos violentos,
En las largas noches extasiado, por litros y litros de cerveza a un bajo precio,
Y el olor a humo y los gritos y las balas, y la calma antes
de la tormenta y la brisa en las calles y el mortero y los cascos, y las risas,
el miedo.
Los años en que odiabas al sistema y yo te amaba Locamente
Olvidarme de ti sería, perder por completo aquella canción.
Olvidar tu voz, y tus ojos, tus pupilas dilatadas y el
túnel que formaba la noche y tus manos perdidas entre el frio y la lluvia,
O las tardes, antes de que estalle la ciudad y lo único que
ardía era el cielo, o nuestros pechos sofocados por el deseo y las ganas, de
vernos a solas cuando vuelva.
Sería perder la noción de mi destino, o algo así como mis
mejores años.
Saber que soy capaz de desear, sufrir, sentir.
Para olvidarme de ti sería, necesario cortar lazos con
todos aquellos individuos en común. Hundir su rastro, mi memoria.
Porque hasta lo nudos en la garganta, y el sabor amargo de
tu partida fue ineludible.
nunca podrías caer en el olvido.
Porque hasta la primera noche en que nos perdimos juntos,
fue notoriamente memorable.
Amor fugaz, voraz, intenso a más no poder, desenfreno y
dolor bautizado por lo conveniente de días adolescentes, con migas de pan y
preguntas sin respuestas, la primavera de fondo, flores y frutas por las
calles de Osorno, y largas caminatas sin rumbo más que el de seguirnos.
Echar tierra sobre ti, sepultarte, sería olvidar rasgos de
mi natural instinto humano, que me gusta la piel, los besos, la paz, lo
espontaneo.
Porque después de ti no fui el mismo, hubo rupturas; sí, pero
la cicatrización de aquellas heridas cambió en mis ojos el orbe, mi idea de mi mundo.
Quererte fue necesario, pausar mi afecto imprescindible;
había que avanzar, aburrido sería reiterar que de verdad quería quererte, una
condena.
Ha debido seguir marcando el reloj, dando vueltas y
vueltas, para abandonar las falsas ideas de resentimiento, las nociones de culpa,
culpables, porque cínico sería no contarlo, decirlo. Hubo. Mas los días, los
años; fluyeron, y lo hostil ya no es nada ante el cariño sincero, y las
ventanas al afecto que nos envolvió, porque lo nuestro fue real, y esto hoy me
da vida. Nostalgia.
Olvidarme de ti es imposible, de los refugios entre
tinieblas, y por las calles salir a encontrarte. Lo nuestro fue real, honesto. Sepultarlo
sería borrar una parte de mí.
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