ANGUSTIA
Terror, ansiedad. Silbido salvaje carente de paz, temblor. Clamor por la pausa, por buscar la medicina precisa que calme las aguas. Ganas imprudentes, por soltar un rio de lagrimas o algo así. Así se siente la angustia, difícil. Densa. Bulliciosa y cargante por ser consolada, abruma en las piernas, el pecho, se siente en los pies, en la mente, la siento en las manos, en las yemas, incluso en las uñas. El pecho me explota, la fiebre, el olor desgraciado sinónimo de desahucio, condena. La angustia es una sentencia, espolvoreada por hilos de amargura, azúcar de plomo o kilos y kilos de café disueltos en gotas de aguas, densidad. Espeso, pesadez. Clamo por consuelo, respuestas, resolución y sosiego, dormir liviano entre almohadones de plumas sin insectos que traten de chuparme la sangre, la vida. Fuera de sendas con clavos o arenas movedizas, en un campo verde e infinito al cerrar los ojos quiero estar, lejos del miedo, la sal. Sin terror, ansiedad, sin angustia. En paz.
Comentarios
Publicar un comentario