LA CAPACIDAD DE TÚ VOZ
El sentimiento de sentirse un
hijo de puta, un mañoso. El sentirse como un niño porfiado. Me aterra. Hoy
estoy solo, pero más acompañado de lo que pude haber pensado. Porque más allá de la angustia, del sentimiento
desagradable que te hace nudos en el estómago, en la garganta, la mejor
medicina es sentir un beso que ha sido enviados a muchos kilómetros de
aquí, porque hoy pude sentir tus labios, por un par de segundos sentí tu boca y
tu mano en la espalda, y supe, que todo iba a estar bien.
Se ven las luces de este
Concepción ajeno por la ventana, por el balcón que en medio de mi éxtasis
sentí, era la frontera. Y poco a poco las cortinas solapan la noche, pero tú,
tú que estás lejos hoy me hiciste sentir que estabas acá y eso, eso me quitó el
irresponsable éxtasis del cuerpo, y me hizo sentarme en la orilla de la cama.
Y sentado en la orilla de la
cama, la angustia, el desdén, los gritos de infante malcriado agonizaron, y tu
voz, tu tierna voz me hizo aterrizar.
Las luces se mezclan con el
olor a detergente, porque en medio de mis malas maniobras me incliné por
realizar las labores postergadas en la tarde, y en medio de eso rompí un vaso.
Porque hoy el contexto, las
acciones ajenas, el brillo del sol y la soledad flagelaron un poco mi pecho, y
algo de repente se quebró como el vaso.
Y si bien me sigue aterrando,
el ser un hijo de puta, el volverme un pendejo mañoso, por hoy ya doy vuelta la
página, porque no todo es tan terrible. Porque solo era un vaso, porque abrir
un poco la ventana calmó mis impulsos, sentir tu voz, beberme el té.
Se ven las luces del
Concepción que no ha dejado ni por un minuto sentirse ajeno, porque si, sigo
siendo una rata de campo y la densa urbe a ratos me abruma, más cuando tus
besos son por correspondencia y no puedo, simplemente no podemos sentirnos.
Porque daría algo por escuchar tu voz en mi oído, respirar el mismo aire, jugar
con tu pelo y que me cubras con tus brazos.
Porque más allá de la
angustia, del sentimiento desagradable que te hace nudos en el estómago, en la
garganta, la mejor medicina ha sido sentirte.
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